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A las lágrimas

  • Foto del escritor: Ainoa Soler
    Ainoa Soler
  • 11 feb
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 22 mar


Sobre las lágrimas


A veces las lágrimas nos sacuden.

Y nos cuesta abrazarlas.

El otro día compartí correspondencia con una amiga sobre los sentimientos que las lágrimas nos despiertan. Y releyéndola, sentí que quería compartirla también contigo. Así que dejo nuestras reflexiones en tus manos, para que tu también puedas leerlas.

Si deseas hacernos llegar tu punto de vista sobre este universo tan vasto, como es el sentir humano, nos encantará escucharte.


Un abrazo,


Ainoa



 


De: Casiopeia

Para: Ainoa


Hola de nuevo Ainoa,

Para mi fue muy bonita la experiencia de visitar la exposición y poder compartir la belleza de ese momento con vosotras. Y como te dije me encantó verte bailar. Fue una experiencia preciosa.


Por otra parte una de las poesías que leyeron me hizo llorar.

Y me supo mal.

Fue como si mis lágrimas estropearan un momento bonito. Pero estos días muchas veces no puedo controlarlo y aunque no quiera me pongo a llorar. Me sabe mal llorar en los talleres también.


Me gustaría no hacerlo, me gusta dar alegría y felicidad a la gente.

Pero en los últimos meses he estado en una situación que se ha llevado la alegría y no sé como recuperarla. Esta no es la mejor versión de mi ni la que me gusta  que la gente vea.


Cuando salí el domingo pensé que quería comunicarte esto de alguna forma pero al final no me atreví. Y al preguntar tú cómo nos sentimos me ha nacido explicártelo. Siento no poder llevar alegría a tus talleres, siento llevar pena.


Un fuerte abrazo,


Casiopeia



 


De: Ainoa

Para: Casiopeia


Querida Casiopeia,


Me alegra leer tus palabras.

Poder escuchar tus sentimientos y cómo te sientes.


Es un puente abierto hacia tu corazón, y me siento afortunada de que me lo tiendas.

Gracias. Creo que son actos como este, los que tejen confianza entre las personas.

Y que a veces se necesita más valor para realizar algo como esto, como sencillamente decir cómo uno se siente, que para el heroico gesto de cambiar el mundo.

El coraje que necesitamos para aceptar cómo nos sentimos, es tan grande, que a menudo nos parece inalcanzable.

Pero, que expansión tan bella alcanza a todos los que nos rodean, cuando nos lanzamos y lo hacemos.


Compartimos nuestro sentir.

Nuestro estado.

Nuestro ser.


Así que Casiopeia, ojalá las palabras puedan hacerte llegar el agradecimiento que siento al escuchar tu sentir.

Gracias.


Cuando leo que te gusta dar alegría y felicidad a la gente, sonrío.

Porque no usas el condicional, si no el presente.

Así que una parte de ti, te conoce mejor de lo que crees.

Y sabe que Casiopeia, ya lo hace.

Casiopeia, siendo quién es, da felicidad y alegría a la gente.

A las personas que acaba de conocer, y a las que hace tiempo que conoce.

Al estudiante que entra en su clase por primera vez.

A las compañeras de curso, con quien aprende y comparte.

Y a quiénes escucha con una presencia, a bastamente inigualable.

Porque Casiopeia se entrega desde dentro.

No hay un rinconcito de su ser, que no esté presente en este quehacer.

Dar felicidad a la gente.


Ella a veces no lo ve.

Las lágrimas le nublan el horizonte.

Y teme su rumbo perder.

En tristeza se desvanece su ser.

En esos momentos, no hay norte, sur, este ni oeste.

Hay solo, falta de luz.

Y un silencio que enmudece el semblante.

La tristeza es todo cuanto se presenta delante.

Aquí o allí, no hay forma de evitar su alcance.


Hoy leo tus palabras, y me pregunto si pudieran los versos dibujar un camino, cuál de ellos para ti pintaría.

Con que colores el arco iris te regalaría.

Y con que sensibilidad, a tu lado me sentaría.


Para darte la mano. Y sin palabras, explicarte.

Que cada lágrima compartida, no trae pena a los talleres.

Sino humanidad.

Emoción.

Verdad.

Corazón.

Confianza.

Vulnerabilidad.

Coraje.

Fortaleza.


Intuyo que hace falta más coraje para permitir a las lagrimas su viaje, que para acallar su lenguaje.

Las lágrimas también hablan Casiopeia.

Son un idioma. Y tienen muchos mensajes.

Con cada lágrima que compartes a nuestro lado, nos invitas a aprender.

A escuchar.

A permitirnos llorar a nosotras también.

A abrazarte en la alegría, y en la tristeza.


Darte la mano, y sin palabras explicarte.

Que el mayor regalo que puedas dar, no siempre lo puedes controlar.

Y a veces, es el soltar.

Aquello que más lejos llegará.


Yo recuerdo soltar lágrimas en muchas ocasiones.

Y en cada una de ellas, recuerdo a personas maravillosas, especiales, únicas.

Que se acercaron a mi de un modo casi angélico.

Ángeles en la tierra.


Me hicieron sonreír.

Aunque fuera levemente.

Y me invitaron a seguir.


A soltar todo mi sufrir.

Las recuerdo, porque su acompañamiento fue excepcional.

Y me pregunto si podría tenerlas en lugares tan especiales de mi corazón, si yo no me hubiera abierto a compartir con ellas mis más profundas lágrimas. ¿Sabes? A veces creo que cuando lloramos delante de alguien, le hacemos uno de los regalos más únicos que existen.

Le regalamos nuestra autenticidad.

Con todos sus matices y colores.

Con todos sus defectos y contradicciones.

Con todas sus virtudes y bendiciones.


Saber que la lectura de los poemas te emociona, es algo tan bonito Casiopeia.

Quiere decir que eres sensible a ellos.

Que los sientes.

Que los escuchas con el corazón.

Que dejas que te toquen y te lleguen, hasta donde estás la más auténtica tu.


Son las máquinas las que no lloran!

Las que no se emocionan. Las que no sienten.

Y qué regalo es el sentir!


Tú, que puedes sentir, y expresar con el llanto las palabras de tu corazón, no te disgustes por ser humana.

Lo eres. Y es un auténtico regalo que lo seas.


Casiopeia, con o sin lágrimas

Feliz, o triste.

Risueña, o apagada.

Observadora, o despreocupada.

Atenta, o despistada.

Perfecta, o imperfecta.


Eres a ti, a quién queremos en los talleres.

Tal y como eres.

Tal y como estás estos días.

Tal y como te sientes.


Y tanto si reímos, como si lloramos juntas, no dudes que la felicidad, la felicidad de poder compartir momentos de vida junto a otra persona humana, que siente, se emociona, y no es una autómata, nos la regalas cada día! Estés, como estés :-)


Un fuerte abrazooo,


Ainoa



 

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